La Gaceta

La pasión por las “tablas” muere, asevera Ricardo Salim en el libro 30 años de la Fundación Teatro Universita

Recorrido por tres décadas de teatro

RICARDO SALIM (FTUT – Tucumán) FABIÁN SOBERÓN

¿Qué es la memoria? ¿De qué forma guardamos el pasado? ¿Cómo logramos que el pasado sea recogido en el almacén del tiempo? Bergson –entre otros filósofos– ha pensado la relación entre memoria y materia. Tomar conciencia significa tener memoria, enterarse de que estamos hechos de pasado. Si no atendemos al pasado vivimos anclados en el automatismo del puro presente.

El libro sobre los 30 años de la Fundación Teatro Universitario Tucumán tiende un puente entre el recorrido pretérito y el instante en el que tenemos ante nuestros ojos un objeto insoslayable: el libro. El cuidado objeto recupera una parte de ese pasado y, en ese sentido, es una clepsidra, un reloj documental del pasado que no existe en la materia pero que sobrevive en la memoria de los que siguen.

El teatro, el hecho teatral, está hecho de la materia de lo efímero, podríamos decir citando al bardo inglés. El teatro pone en escena la paradoja humana, es decir, la paradoja del tiempo: el río avanza sobre los cuerpos y el yo, sin embargo, desea retener lo que perece. ¿Cómo dejar constancia del tiempo sucesivo y del fluir de lo real?

El volumen 30 años de la Fundación Teatro Universitario Tucumán compila el tiempo a través de fotos, créditos, nombres, obras, recortes textuales, breves biografías y comentarios. Allí están las imágenes y la presencia de los fundadores de la Fundación Teatro Universitario, los asistentes de dirección, los productores, los coreógrafos, los diseñadores gráficos, los fotógrafos, los periodistas, los músicos, los técnicos en sonido, los vestuaristas, los zapateros, los montajistas, los realizadores de decorados, los utileros, los escultores, los iluminadores.

El libro es un precioso objeto que guarda, con esmero, el registro material de lo inmaterial. El diseño del preciado objeto fue realizado por Hebe González Sinopoli.

Ricardo Salim, director de la Fundación y editor del libro, dice que hacerlo llevó dos años de trabajo y comenta: “Deseamos que esta recopilación nos ayude a evaluar lo hecho, a recordar a todos aquellos que ya no están con nosotros, y que permita a generaciones futuras mantener la memoria de lo ocurrido en Tucumán durante estos años, colaborando así a la formación de la memoria teatral tucumana”. Agrega: “La pasión por el teatro no muere”.

Este libro recupera una parte imprescindible del pasado teatral de Tucumán. La doctora Elena Pedicone de Parellada sostiene que “junto al trabajo de la Fundación, Tucumán se constituye en faro teatral del noroeste argentino, por sus elencos estatales, por sus grupos independientes, por una carrera de teatro en la Facultad de Artes”.

Es para celebrar que exista este libro. Aquí está la memoria visual, múltiple, multitudinaria, de los hacedores de teatro. Los lectores tienen aquí una versión del contacto fugaz pero certero con ese bloque temporal que permanece en el pasado y que se actualiza –de forma lograda– en las muchas páginas documentadas. Como dijo Quevedo, este libro llevará a “la memoria en donde ardía” el teatro.

TUESPECTÁCULO

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2021-05-16T07:00:00.0000000Z

2021-05-16T07:00:00.0000000Z

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