La Gaceta

CABALLOS EN LA VÍA PÚBLICA

El lunes 31 de mayo a las 16.30 horas recibí un llamado que me informaba que habían detenido en la vía pública un carro tirado por un caballo que estaba en tratamiento médico. Me dirigí inmediatamente al lugar y efectivamente el animal, una yegua que estaba siendo tratada por mí, pastaba en la banquina ya desatada del carro. Es un animal que hace aproximadamente dos meses se la está atendiendo y al día de la fecha se observa una franca mejoría, aunque aún no tiene el alta definitiva, por lo cual debe circular sin carga, cosa que ocurría al momento del operativo. Debo destacar que el animal no padece ninguna afección en sus miembros, ni en su cuerpo, solo debe recuperar su estado general. Al lado del animal se encontraba su dueño, desesperado temía perder su animal con el que se gana la vida y lleva el sustento a su casa. Al lado también se encontraba un grupo de entre 10 y 12 policías que lo amenazaban con extraerle el equino. Le expliqué al oficial y a sus acompañantes la situación que describo en relación a la salud del animal y les manifesté mi compromiso de que durante dos meses me hacía cargo del seguimiento hasta su total recuperación; un compromiso formal, por escrito. Insistí en reiteradas oportunidades sobre esta situación, agregando además el hecho de que al separarla de su cría de corta edad (dos meses) esta sucumbiría. Presenté también al oficial mis credenciales de médico veterinario matriculado; pero todo fue en vano; el animal debía ser retirado por una “asociación” que supuestamente está autorizada por la justicia a sustraer los animales de la vía pública, tengan o no dueño. Al cabo de 3 horas llegó una camioneta con un trailer, supuestamente de propiedad de esta “asociación” antes mencionada y se llevaron sin piedad el animal. También en este caso me puse a disposición para el seguimiento del animal y poder recuperarlo definitivamente, con el compromiso también de su propietario; pero también fue en vano. Lo más insólito: el señor que manejaba la camioneta para el traslado y a su vez el que revisó y decidió, por pedido del oficial, que el animal debía ser secuestrado, es una persona dedicada a las jineteadas; la actividad hípica más cuestionada a nivel nacional, por el maltrato equino, y sin embargo llegó con la bandera en contra del maltrato animal. Los equinos secuestrados en la vía pública por esa “asociación” desaparecen, nadie sabe a dónde van; habrá realmente un cuidado posterior de ellos o le darán un destino oscuro, tal vez comercial… No defiendo el maltrato animal, todo lo contrario, día a día trabajamos por el bienestar y salud de ellos y estoy convencido que los carros tirados por caballos deben desaparecer de nuestras calles, pero hoy existen, son una realidad; el atropello y el patoterismo en una nada transparente operación de rescate, y lo que es peor, sin el aval de un profesional idóneo, es una situación que no se puede aceptar. Si se quiere actuar realmente en beneficio de estos animales, deben ser evaluados por un profesional y se debe garantizar un seguimiento hasta su total recuperación. Finalmente debo aclarar que mi trabajo con estos animales “de la calle” es absolutamente gratuito.

Miguel Guerineau Álvarez Condarco 1.009 San Miguel de Tucumán

OPINION

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2021-06-21T07:00:00.0000000Z

2021-06-21T07:00:00.0000000Z

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