“El pequeño ninja”, una historia animada de venganza

Desde Dinamarca llega una producción que enlaza un muñeco poseído con la explotación infantil en Tailandia y la persecución a un empresario asesino

Las salas tucumanas están copadas con dos pesos pesado de Hollywood: “Top gun: Maverick”, preestrenada ayer con Tom Cruise como estrella en una secuela que esperó 36 años; y “Doctor Strange en el multiverso de la locura”, que continúa su paso arrollador en la taquilla de la mano de Benedict Cumberbatch y que es la película más vista de las estrenadas en el año hasta el momento, con más de 1.6 millones de entradas vendidas (muy lejos, eso sí, de los cuatro millones de tickets de “Spider man: sin camino a casa”, pero este filme se estrenó el 15 de diciembre del año pasado y técnicamente comenzó a correr en un ejercicio anterior).

Para jugar en otro plano en respuesta de público, se estrena

LOS PROTAGONISTAS. Aske con su pequeño peluche ninja. hoy en los cines comerciales una producción animada danesa, que reúne varias singularidades y, en sí misma, deviene una apuesta recomendable. La primera y necesaria aclaración es que no se trata de una película infantil, aunque sea en dibujos animados (de hecho, en algunas salas se la anuncia sólo para mayores de 13 años).

Con la codirección de Anders Matthesen (autor además del guión) y Thorbjørn Christoffersen, la historia de “El pequeño ninja” reúne como protagonistas a dos seres muy distintos. Aske es un niño que no quiere complicaciones en su vida, pero su corazón está entregado a una compañera del colegio, sufre de bullying y mantiene una relación tensa con su padrastro y su hermanastro. Al regreso de su tío de sus vacaciones en Tailandia, aparecerá el segundo personaje del filme: un pequeño muñeco ninja, aparentemente normal e inanimado, pero que cobra vida porque está poseído por un espíritu japonés, el bandido rural del siglo XVI Nakamura Chobei.

El guerrero le ofrece protección pero con la condición que lo ayude a vengar la muerte de un niño que era mano de obra esclava en la fábrica clandestina de peluches, asesinado por el millonario empresario danés Phillip Eppermint, prófugo de la Justicia tailandesa. Ultimarlo, se ilusionan, permitirá terminar con la explotación infantil. La violencia está presente junto a un humor negro propio de adultos en el juego de la venganza por mano propia.

El filme fue uno de los más exitosos en Europa en lo que va del año y en Dinamarca ganó varios premios.