La Gaceta

“Sin experimentar, nos vamos a repetir”

La dramaturga argentina dictó un laboratorio en el MUNT y apuesta a un teatro que “provoque pensamiento e inquietud”. Proliferación

FABIO ARIEL LADETTO

El teatro como un espacio vivo y en constante movimiento, reformulando la misma obra incluso de función en función y lanzado hacia la experimentación y el riesgo, son los preceptos que desarrolla Susana Torres Molina en su medio siglo como protagonista de la escena nacional.

La reconocida escritora de obras como “Estática”, “Ella”, “Extraño juguete” y “Nada entre los dientes” (entre más de 30 estrenadas) y ganadora del diploma Konex 2014, inauguró recientemente los laboratorios presenciales de experimentación artística de la Plataforma Mujeres Que Hacen Teatro del Museo de la UNT, con su planteo de “La trama del cuerpo en la dramaturgia”, visibilizado desde la praxis femenina. En ese marco, LA GACETA la entrevistó.

- ¿En qué momento estamos de la dramaturgia nacional?

- Por lo que percibo y estoy al tanto, estamos en un momento de mucha producción. En 2020 no se pudo hacer teatro y en 2021 lo hicimos a media máquina, con cortes abruptos, y eso generó, en este año de presenciabilidad, una ebullición de proyectos y realizaciones. Hay obras

EL ACTO CREATIVO. “Escribimos con todo el cuerpo, hay que tomar conciencia de ello”, afirma Torres Molina.

que se estaban por estrenar y no pudieron, otras que tuvieron que bajar forzadamente por la situación, las que se escribieron durante la pandemia... Hay una vuelta del deseo de teatralidad al retomar la actividad sin restricciones.

- ¿Cuál es tu visión de lo que está pasando en las provincias?

- No estoy tan consustanciada con los procesos de Córdoba, Mendoza, Tucumán y Santa Fe, por ejemplo, pero de lo que sí soy testiga es de la proliferación de obras y proyectos teatrales en términos federales. Se ha retomado la actividad con mucho brío a pesar de las dificultades económicas. Pertenezco a la Colectiva de Autoras, una propuesta que es federal, donde nos comunicamos nuestros quehaceres, y es una muestra palpable de la potencia y creatividad que

en estos momentos goza nuestro oficio.

- ¿La dramaturgia porteña es consecuencia de sus espacios de formación en la escritura?

- En la Capital Federal hay varias escuelas públicas como la Escuela Municipal de Arte Dramático, la Universidad Nacional de las Artes (UNA) o la Diplomatura Paco Urondo, que ofrecen estudiar la carrera de Dramaturgia. Así que es un buen semillero. Estuve durante varios años como docente de la maestría de dramaturgia de la UNA, y por ahí pasaron muchos de los que ahora están estrenando con regularidad.

- ¿La experimentación con el cuerpo excluye el trabajo con lo verbal o se deben amalgamar?

- Escribimos con todo el cuerpo, así que la idea es tomar conciencia

de eso y de que está todo relacionado. Energías físicas, emocionales, mentales. No hay exclusión. Más bien, la experimentación facilita una infinidad de recursos que tenemos a mano para animamos a transitar espacios no conocidos.

- ¿El arte siempre debe experimentar para mantenerse vivo?

- Sin experimentar, en el sentido de ampliar los márgenes de la práctica, nos vamos a encontrar repitiendo. Estaremos cómodos en aquello que nos sale más fácil, que encaja en nuestros hábitos de escritura y gustos personales. No hay riesgo. No hay búsqueda. No hay inquietud. Por lo tanto carece de creatividad y vitalidad.

- ¿Hay un regreso al valor del texto en algunas puestas?

- En el panorama escénico hay una gran variedad de propuestas estéticas, y eso demuestra la riqueza de nuestra actividad teatral. El texto y su valoración no escapan a esas variantes.

- Muchos trabajos surgen de la creación colectiva. ¿Cómo se debe asumir su proceso de escritura final?

- No tengo experiencia en creaciones colectivas pero imagino que siempre tiene que existir el rol de quien registra los aportes textuales y las acciones dramáticas, y quien coordina los ensayos. También puede ser que esos roles sean rotatorios y que los ejerzan más de una persona.

- La experiencia de Teatro Abierto de 1981, de la cual participaste, marcó el inicio de una nueva etapa del teatro argentino, ¿hace falta una apuesta similar en la actualidad?

- Teatro Abierto fue una situación especial en un momento extraordinario y donde nos agrupamos muchos teatreros con un objetivo muy claro de resistencia. En este momento tendría que crearse una condición aglutinante similar. No me la imagino, pero todo puede ser en estos tiempos de transformaciones vertiginosas.

- ¿Te interesa más el proceso que el producto final, el trabajo sobre lo desconocido que la conclusión en sí?

- Pienso que no hay resultado final porque aún en funciones siempre se pueden cambiar cosas y mejorar. Y cuanto más comprometido y arriesgado haya sido el proceso creativo de ensayos, más garantías hay de mostrar un trabajo interesante. Ese que provoque inquietud y pensamiento.

TUESPECTÁCULO

es-ar

2022-05-26T07:00:00.0000000Z

2022-05-26T07:00:00.0000000Z

http://lagaceta.pressreader.com/article/281943136504280

Diario La Gaceta