La Gaceta

CHEQUEO DE INFORMACIÓN Y TECNOLOGÍA

El especialista en lucha contra cibercrimen dice que el hostigamiento digital no previene, pero la conciencia de sus riesgos es una herramienta

ÁLVARO JOSÉ AURANE

“El chequeo de información tiene que ver con el buen uso de tecnologías”, dice el abogado Diego Migliorisi. “Se dice que cualquiera en una red social tiene un rol periodístico y no es así”.

Dos asuntos ocupan y preocupan al abogado Diego Migliorisi. Uno es el combate contra el delito informático: es uno de los “padres” de la Asociación Argentina de Lucha contra el Cibercrimen, fundada en 2014. La otra cuestión es difundir la vida y la obra de Manuel Belgrano. En 2021 publicó “Iluminando nuestra patria”, para rescatar “la revolución de los valores” y el ideario del prócer. Ahora prepara el documental “La fuerza del legado”. Esa tarea lo trajo a Tucumán.

- Ahora que anduvo trajinando los caminos de Belgrano se ha encontrado con su “código patriótico” todavía en pie…

- La Escuela de la Patria tiene un valor moral e histórico importantísimo, porque fue dinero que Belgrano donó y que era parte nada menos que de la retribución que recibió por triunfar en la Batalla de Tucumán y en la Batalla de Salta. Siglos después, eso se convirtió en obra pública al servicio de la gente. Justamente, “La fuerza del legado” es el nombre del documental, que se basa en el libro que tuvo más de 170.000 descargas en internet. En ese momento, notamos que el segmento “sub 40” no era propenso a la lectura ni en e-book ni en libros impresos. Entonces decidimos hacer un audiovisual, enfocado en la educación y en las provincias donde estuvo Belgrano. Se llama así porque trata del legado que nos dejó el prócer, tratando de resumirlo en unos 20 minutos.

- ¿En que se funda su pasión por Belgrano?

- A nivel político, económico, social, el pensamiento de Belgrano es admirable y sus valores son inclaudicables. Dedicó toda su vida a luchar por el crecimiento de la patria… Luego, cuando profundizas en su pensamiento, te parecen perfectamente aplicables hoy sus valores morales y sus posiciones ante distintos temas.

- ¿Y es el quiebre con esos valores, incluso en el plano virtual, lo que te ha llevado a dedicarte a la seguridad informática y la lucha contra el cibercrimen?

- En 2014 veíamos que la sociedad iba a depender cada vez más de la tecnología y creamos la Asociación Argentina de Lucha contra el Cibercrimen. Observábamos que la libertad de prensa y la libertad de expresión debían ser preservadas; y que así como Internet va a continuar ayudando a la gente, también presentaba y presenta serios riesgos. Al tratarse de un universo paralelo, el régimen jurídico y la sociedad son muy vulnerables a estos delitos. Escribí un primer manual sobre cibercrimen, luego fuimos sumando conexiones con otros países y colaboramos con fuerzas de seguridad. Los delitos se puede prevenir si la sociedad está capacitada y alerta. Y aquí hay una coincidencia con Belgrano que postulaba la capacitación como herramienta social.

- ¿Hay un delito prevalente en este espectro?

- Ya hay bandas especializadas nacionales e internacionales, que buscan objetivos económicos. Lo más común el robo de datos con los que pueden cometer engaños digitales para consolidar fraudes y luego vender la información en el mercado negro. Después hay otros delitos como amenazas, calumnias, discurso del odio… Y hay delitos no tipificados en Argentina que crecieron mucho, como el hostigamiento digital, la usurpación de identidad y la mal llamada “pornovenganza”: difundir imágenes sexuales de terceros, sin su consentimiento.

- Estas formas de hostigamiento, ¿se pueden prevenir?

- Bullying y divulgación de material pornográfico son cada vez más frecuentes y no hay forma de prevenir si alguien quiere hostigar a otra persona, porque la víctima depende de la voluntad de un tercero. Lo que se puede hacer es concientizar sobre el daño que provoca: se estima que se cometen unos 200.000 suicidios por año en el mundo a causa de hostigamientos virtuales. Lo que la gente debe entender también es que todo lo que se sube a la web es casi imposible de borrar porque

no se sabe cuántas personas lo vieron y lo guardaron. Entonces, la conciencia sobre el daño y el riesgo es lo más importante.

- En el cruce entre libertad de expresión y hostigamiento digital, ¿cuál es tu postura sobre el “Derecho al Olvido” y las demandas de algunas personas para que se eliminen publicaciones sobre su pasado?

- La libertad de prensa y de expresión tienen que estar por sobre las cuestiones particulares. Si se trata de algo que resulta de interés para la opinión pública debe respetarse. Distinto es si hablamos de una publicación que causa daño y se trata de una persona que no es pública. Además hay que tener en cuenta que una cuestión es la Justicia y otra la realidad de lo técnico. Se puede eliminar o bloquear información de un portal, pero a los cinco minutos alguien lo puede volver a subir y eso no se puede controlar.

- En tiempos de “cultura de la cancelación”, las redes sociales son caldo de cultivo para la desinformación y las “fake news”, que enlodan personas y luego es difícil conjurar esas mentiras.

- Las redes sociales tornan borrosos los límites entre público y privado. El chequeo de la información tiene mucho que ver con el buen uso de las tecnologías, ese es uno de los grandes desafíos. Hay una teoría que sostiene que cualquier persona que tiene una red social tiene un rol periodístico y no es así, porque el 80% de los enlaces de Google contienen información falsa o inexacta. Por eso hay que buscar medios de comunicación conocidos, blogs consolidados y sitios oficiales para no consumir información que sea incorrecta o falsa.

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