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San Cayetano: una peregrinación masiva en tiempos de crisis

“Debemos ser el pan para todo aquel que lo necesite”. Este fue uno de los mensajes que dejaron las misas y las palabras de aliento del arzobispo de Tucumán, monseñor Carlos Sánchez, durante la procesión de San Cayetano. La peregrinación tuvo una alta conc

GUADALUPE NORTE

Miles de fieles tucumanos estuvieron presentes en la procesión que se celebró por el Día de San Cayetano. Durante las diferentes misas y en la peregrinación, los mensajes espirituales para no bajar los brazos frente a la realidad social que atraviesa nuestro país ocuparon un espacio importante. La alegría por el reencuentro y la devoción se fusionaron en la fecha

Como cada 7 de agosto, ayer se celebró el Día de San Cayetano. Con seis misas a lo largo de la jornada y una procesión de gran convocatoria, los fieles tucumanos recuperaron el espíritu de la fraternidad y un contacto profundo con el santo patrono del pan, la familia y el trabajo

No importa por donde se la mire, la realidad que nos toca afrontar a los argentinos es difícil. Están los vaivenes económicos, políticos, sociales… y, aunque queramos, es imposible cumplir la fantasía de detener el tiempo y gritar: “paren el mundo que me quiero bajar”. Más bien, hay momentos en que incluso necesitamos un milagro para sortear el día a día. Ayer, esa mezcla de sensaciones fue la que hizo que miles de fieles buscaran en San Cayetano la esperanza o el aliento necesarios para continuar.

Después de dos años marcados por las restricciones sanitarias, esta vez los creyentes recuperaron el júbilo que vivían al conmemorar el día del santo patrono del pan, la familia y el trabajo. Prueba de eso fue la gran cantidad de tucumanos que se congregaron en la cuasiparroquia de la avenida Brígido Terán al 980 para rezarle o compensarlo por su intervención divina.

Con los cambios que dejó la pandemia durante este tiempo, la experiencia fue el doble de significativa a nivel comunitario. “En 2021 la procesión se hizo mediante una caravana de autos y, aunque la fe se vive en privado y hay diferentes maneras de conectarnos con Dios, es muy lindo recuperar la 'presencialidad'. La energía de todos los visitantes y la conexión se sienten distinto”, destaca Aída Ávila.

Hace al menos cinco años que Aída asiste a la peregrinación y siempre intenta hacerlo acompañada de su familia. “En esta ocasión vine con mi hijo y nieta”, agrega. Entre sus brazos carga una estatua para bendecir durante la misa. Al despedirse, su silueta y la imagen religiosa se pierden a lo lejos, devoradas por el flujo de visitantes y puestos callejeros con estampitas, imanes y calendarios. Solo hay un momento en que la solemnidad trastabilla y es al ver los colgantes con bolas de boliches y llamadores de ángeles del Club Atlético San Martín.

Crisis y oraciones

Cerca de la gruta, Pía Palacio atiende a algunos devotos que buscan velas rojas o blancas y pequeñas escobas de trigo. “En comparación a otros años se nota que ahora vino bastante gente; justamente porque escasea el trabajo. Una gran parte de los fieles viene a agradecer lo poco que tiene porque pese a todo atesoran sus vidas. A muchos lo único que nos queda es la fe”, señala.

Hace alrededor de una década que la vendedora ambulante presencia este evento. “Cuando era chica recuerdo que mi abuela venía al templo el día siete de cada mes para ofrecer rosarios, promesas o esa clase de cosas. Ella falleció hace un tiempo y ahora somos nosotras, con mi mamá Rosa, quienes ocupamos su lugar. En esa época, para San Cayetano se armaban fiestas gigantes y los negocios recorrían varias cuadras, por eso me alegra ver de nuevo a tanta gente junta”, comenta.

Tras la vigilia del sábado y una mañana a puro movimiento, a las 16, la misa central fue presidida por monseñor Carlos Sánchez. En su mensaje, el arzobispo de Tucumán incitó a los fieles a intensificar su ayuda al próximo, no solo a través del pan sino de la escucha consciente y entrega a las causas humanitarias. Además, el religioso destacó con alegría la celebración de los 125 años de la diócesis de Tucumán.

Al finalizar la ceremonia, la hora de la procesión llegó con energías renovadas. Con innumerables pañuelos blancos sacudidos en el aire y un coro de rezos destinados a la Virgen María y San Cayetano, los peregrinos marcharon desde las inmediaciones del escenario en donde se realizó la misa hasta la plazoleta Dorrego y de ahí continuaron por la calle José Ingenieros. “Es curioso porque este recorrido es tradicional, pero se siente como esa cuenta pendiente que lográs saldar. Al estar acá siento paz y la certeza de que vamos a estar mejor”, indica la devota María Luz Carrillo.

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2022-08-08T07:00:00.0000000Z

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